Posts

Confesión a corazón abierto.

He pasado hambre, he apartado la mirada del espejo, he llorado en el suelo del baño y le he tenido pánico a mi cuerpo. Aún duele, aún hay días en los que no reconozco esta piel estas piernas, y me cuesta tragar sin fijarme en la forma de mis brazos. Aún duele más ser feminista y un fraude. Da miedo esta batalla que parece eterna, pesada, entre unos dedos que quieren quererse y querer todo el poder que mi cuerpo ha nacido para regalarme y una sociedad que me empuja, nos empuja, a caber en el miedo a no ser suficiente, a ser demasiado, a rebosar, a que falte. No es fácil y jamás lo será, pero algunos días, gano la batalla y me quiero, intento que en exceso, para molestar. Me quiero por guapa, por fea, por gorda, por flaca, por tonta, por sabia, por fuerte, por débil. Y me quiero por mí, por quien he sido, quien soy, y seré, y por todes nosotres. Por este cuerpo y por esta Odisea de convertirlo en mi lugar preferido, un hogar sano